-Mi blog de cumpleaños, para no perder la tradición.
¿Alguien se
acuerda a finales de 1999 cuando el mundo se iba a acabar y además de todo, los
computadores y cualquier cosa remotamente inteligente iban a resultar con el
chip tostado de no poder cambiar de fecha? ¿También se acuerdan cuando
colegios, universidades, empresas y hogares se quedaron engrampados con un montón
de software y papelería que se fechaba 19_ _? ¿O cuánto tiempo se demoró usted,
personalmente, en poder escribir el año sin necesidad de borrar el 19 que ya había
empezado a teclear?
Pues varias
cosas graves han pasado desde entonces. Ataques terroristas, invasiones
internacionales, terremotos, huracanes y reality shows. Todas y cada una de
estas circunstancias han demostrado que se necesita muy poco para agarrar a la
humanidad con los calzones abajo en caso de emergencia. No es materia de chiste
la tragedia humana que estos eventos conllevan, pero si es suficiente motivo de
reflexión para mi, que me estoy acomodando muy plácidamente al final de una cadena
de abastecimiento que es tan fuerte como una llanta de camión vieja que debería
estar sirviendo de columpio en un árbol mas que como parte del sistema que
transporta el papel higiénico y demás víveres
hacia la civilización.
Ahora a uno de
esos canales de documentales, descubriendo el agua tibia, se le ocurrió ir por
el país buscando a la gente que está convencida de que el desastre va a ocurrir
mañana y se preparan tanto como la NASA solía preparar los viajes del
trasbordador espacial. Los "doomsday preppers", o sea los que están
listos para el día del desastre, o como los acabo de bautizar "los
apoca-listos". Desde gente que tiene el garaje de la casa convertido en
una salsamentaría, hasta especialistas en táctica militar que tienen la casa
llena de armas y sacan a los niños al campo a afinar la puntería, pasando por
los que han comprado barcos y búnkeres para "hibernar" mientras pasa
el evento apocalíptico que ellos esperan. La mayoría de estos cristianos, están
un poco corriditos de teja, pero en realidad cuando pase algo feo, ellos tendrán
su galón de gasolina, su calambuco de agua, su tazada de arroz y un arma con munición
para hacerle frente a la "fiestecita" que va a ser la sociedad sin
estructura, sin ley y sin cadena de abastecimiento.
No faltará quien
diga que es absurdo convertirse en su propia póliza contra catástrofes, que la
vida hay que vivirla día a día y que algún dios proveerá en caso de erupciones volcánicas,
meteoritos, colapsos del sistema bancario o que dejen de pasar La Momia los
domingos en algún canal de cable. Pero la verdad es que en caso de pelotera
local o global, los que se prepararon para la invasión alienígena, el
derretimiento de las capas de hielo o el tsunami de Puerto Colombia se van a reír
mientras esquivan a los no iniciados que pretendan despojarlos de su kit del
fin del mundo.
A la gente
normal y poco proactiva como yo, no le quedara más que buscar algún transporte
hasta el centro comercial más cercano y apertrecharse en su interior con los
otros doscientos mil desprevenidos que se les ocurrió la misma idea porque no
llevaban años preparando evacuaciones ni raciones de emergencia. Así que ya
saben, en caso de zombies, nos vemos en la olímpica más cercana.
Ese programita de los que se preparan para la hecatombe, tiene su encanto. Podemos aprender cosas valiosas para cuando lleguen los zombies o el chupacabras a hacer de las suyas.
ResponderBorrarJuemadres, hay que alistar entonces una ración de ginger, roncito, limoncitos y muchos libros de aventura .......
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