viernes, 3 de agosto de 2012

Historias de alfombra


-Un homenaje al verano en mi otra costa.
Antes de que piensen cosas que no son, este tema viene con el patrocinio de las agudas observaciones de un escritor amigo, que por esa doble condición, no puedo mencionar con nombre propio. Al menos no de momento.
Este catalogo de atrocidades felpudas empezó un caluroso día de verano en la colorida Atlantic City, en la esquinita más rentable del Jersey Shore, o sea donde están todos los casinos con sus decorados abominables y sus despreciables clientes, escritora incluida y todo.
Después de merodear por un par de los sitios más representativos de la industria del botar la plata en que Donald Trump se haga más rico y pueda declararse en quiebra por octogésima vez, mientras tratábamos de mantener intactos los billetes de veinte y de que la cara más amable de Colombia pasara un buen rato como despedida a su magnífica representación diplomática en gringolandia, nos dedicamos a disertar acerca las delicias del intrincado diseño de la alfombra que pisábamos. El casino en cuestión estaba "decorado" al estilo del viejo oeste hollywoodense, o sea, artículos de icopor fungiendo de madera y unos vaqueros más bien flojongos. Pero la alfombra merecía un premio al menjunje kitsch. No tengo palabras para describir como los estereotipos del oeste lejano y salvaje se confundían en una especie de vórtice de colores pastel entre deleznables botas puntudas, estrellas de sheriff, barriles de pólvora y pistolas de duelo, se entretejían las quemadas de cigarrillo, los chicles aplastados, los escupitajos sanos e infectos, las huellas de todas las cuatro estaciones y quien sabe que otros chilguetes asquerosos recogidos a lo largo del Turnpike estatal.
Tras la sensación inicial de asco y urgente necesidad de salir al aire no tan puro de la costa de New Jersey, llegamos a la conclusión de que no solo la alfombra esta ahí para que la gente prefiera botar lo del arriendo que tener que mirarla fijo por más de dos segundos, sino que en realidad un sitio como ese no merece nada que uno quiera poner en su propia casa. Entonces ya el resto del local tiene sentido dentro de la dinámica de reducir el espectro de atención del consumidor para que se le olvide rapidito lo que gastó inconscientemente. Este principio aplica igual para los cruceros que van por el Caribe, los centros de convenciones y los hoteles "finos" como el que presta la corriente (mas no el internet) para escribir estas líneas.
Menos mal que tengo otras víctimas del tutifruti vomitivo de la moqueta con quienes compartir el dolor de tener que detenernos a reparar en el motivo del suelo a falta de cosas más edificantes que hacer en los sitios donde coincidimos. Y ahora que lo pienso, ni acordándose fielmente de todas las cosas raras que se podían encontrar en la alfombra del Metro 1 de Barranquilla, se puede llegar uno a imaginar lo manteco y ordinario de las alfombras de los casinos de Atlantic City. Ahora, no me pidan que hable del casino en si porque no terminamos hoy y ya la gente se quiere ir a la casa.

5 comentarios:

  1. Atlantic City, Jersey Shore... y esa alfombra. Bufff, en eso había vida propia. Aunque lo que mejor recuerdo es un grupo de pseudo-porristas del Junior que iban de un escenario a otro para solaz y babeo del cachetoso público -lo mejor de cada casa, aquellos visitantes que nosotros fuimos incluidos-.

    Tengo que volver a Atlantic City y esta vez sí, de verdad, ayudar al enriquecimiento de Donald Trump... su pelo requiere mucha inversión

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  2. Hmmm, No conozco Atlantic City y extrañamente es uno de esos sitios que no me muero por conocer.

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  3. Uff Jershey Shore? Donde todos tiran con todos?

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  4. Hace un par de años, cuando andaba de viaje con uno de mis amores trasnochaos ( esos que se venden de primera calidad pero cuando los pruebas de vedad te das cuenta que no son lo que parecen) el hombrecillo se sentía súper “Europeo” porqué en un restaurante, de comida peruana en Lima, los meseros nos hablaban en Inglés ( entre otras cosas porqué algunos de nuestros acompañantes eran gringos)Y decía que eso si era saber atender a la “gente de Bien”.
    Yo me preguntaba ¿cual era la razón para que las personas perdieran su identidad y se convirtieran en sombras de lo que fueron sus ancestros? Y creo que eso es lo que le ha sucedido a los EEUU, ahora solo son maquetas en icopor de lo que en otras épocas fue una gran nación.

    ( Te regalo 36 palabras sin contar las de esta apostilla)

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  5. yo que comente en el otro. pero bueno. haciendo alusión a la alfombra del metro 1, esa vaina era lo mas antihigienico del mundo, pero si nos vamos al extremo de aquellos días si uno entraba al cine royal (a ver los barranquilleros no se hagan los pendejos) uno tenia que caminar esquivando "globitos", pringeteadas, cascaras de guineo(guineo: dicese del banano maduro), colillas y no precisamente de cigarrillos, y otra infinidad de cosas que no sabe uno como catalogar.
    que no se note que este coment es totalmente hecho para cumplir a la Chancla Queen en su pedido especifico de comentar el blog mientras se hace el arroz con huevo y se antoja de tajadas de maduro

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