domingo, 21 de agosto de 2011

Los teléfonos comunican a la gente


-Ja! Doble puntaje por apunte nostálgico y por sacarle sonrisa al lector con el título.
Ya había yo mencionado mis dudas con respecto al blackberry y últimamente un amigo versado en cuestiones tecnológicas no para de de hacer proselitismo de oposición desde su Facebook, jurando por esta vida y la otra nunca sumarse a la horda de zombies que no levantan la mirada del aparato ni para ir al baño. Es que el eminente embajador probablemente todavía desee conservar algo de su inmunidad diplomática y no estar tan disponible para las pendejadas que antes eran más divertidas en persona.
Mi mami me ha ido instigando la idea de alejarme del celular, pero es que yo soy hija del internet, le digo, yo no necesito la panela para hablar sino para estar online. Y sinceramente no me acuerdo cuando fue la última vez que me lo llevé a la oreja para tener una conversación de más de un minuto.
Pero si me acuerdo de esas armas contundentes de plástico de colores institucionales, de disco de pasta cuya resistencia era directamente proporcional a la distancia de la llamada y el origen directo del síndrome del túnel carpiano y de la sordera selectiva. Me acuerdo de esos cables enroscados que me generaron el desorden obsesivo compulsivo de tener que desenroscarlos a como diera lugar, aun a costa de desconectar la llamada que Telecom se tomaba su tiempo en concertar mientras los impulsos se seguían acumulando en la factura. También me acuerdo de cuando la gente llamaba porque tenía cosas que contar y eran urgentes, tanto como para no poder esperar verse en persona o mandar razón con otro ser humano. Cuando había que saber que decir en esos escasos instantes que la monedita alcanzaba a conectarnos con el otro lado y los cables coloridos se asomaban por las esquinas en sus ataúdes oxidados en su camino a las paredes de las casas.
De lo que no me acuerdo es de tener paciencia para escuchar o leer lo que necesito en un determinado momento, asi fuera a punta de fax modem con llamada pirateada al servidor de la universidad. Eso de esperar un día para que me confirmaran por teléfono o en persona que si recibieron un email en el que me gaste casi toda la capacidad del servicio en incluir un emoticón o la letra de colores, sinceramente no es lo mío. Tampoco era lo de dejar a los habitantes del inmueble incomunicados durante las ocho horas que el Napster pirata se echaba en bajar una canción que probablemente me saldría mas barata comprando el CD. Pero ya esas oscuras épocas de tortuguismo tecnológico están superadas. Hemos regresado a la simplicidad que Roddenberry soñó cuando equipó a la tripulación del Enterprise con los Motorolas de los sesentas, que con un escaneo rápido, le dan a uno la información necesaria para convertirse en experto instantáneo en el tema solicitado. Lo único que todavía espero, es poder teletransportarme también mandando la orden mediante el tricorder, menos mal que lo que tengo es tiempo libre.

3 comentarios:

  1. hace poco alguien me dijo....
    ella:viste? escribió eso en el muro y nadie ha opinado
    yo: no han pasado 10 minutos, no todos estamos en face permanentemente..... debes desconectarte un poco!

    esas dos lineas de conversación resumen el tema de la colectividad y la nueva incapacidad adquirida de formar relaciones "normales". No voy a negar que el tener la información en la palma de tu mano es muy útil, ahorra tiempo y acorta distancias. pero convertirse en un "net-dependiente" es triste.

    y si, continuare mi batalla inútil en contra de los flechaberry y los mantecos que lo volvieron un articulo de primera necesidad para la interacción social!

    ResponderBorrar
  2. Miadero al embajador! Devolví mi blackberry hace un par de semanas y lo único que extraño es el hecho de no poder escuchar mi música en cualquier momento o comunicarme por Bluetooth en algunos carros de prueba. De resto, sigo feliz con mi viejo teléfono, sigo viendo mi entorno, sigo disfrutando del sol en las tardes, me entretengo con mis semejantes y siento lástima de los que siguen con la mirada gacha y fija en una micropantalla.

    ResponderBorrar
  3. Me adhiero a lo que dijeron el Embajador y Flanagan, volverse dependiente de un aparato que llevas en el bolsillo es perderse todo lo que sucede alrededor.

    Tener la información a la mano puede ser muy útil, pero cuántas de las personas que se la pasan 24/7 mirando la pantalla y caminando como zombies realmente lo necesitan? Casi ninguno diría yo.

    La información y lo que usemos para acceder a ella son un medio, no el fin.

    Bonus track: http://images5.cuantocabron.com/ccs/2011/09/CC_591227_feel_like_a_sir_blackberry.jpg

    ResponderBorrar