miércoles, 25 de mayo de 2011

Suspiros por el tontohermoso

-Un blog mas mundano

Yo pensé que ya había superado lo de estar pegada a las telenovelas. Que después de la desintoxicación obligada a punta de telebasura trasnochada en la madre patria, se me había quitado la mala costumbre de perderle horas a los culebrones, y que con la destitución de Padres & Hijos como el bodrio oficial y referente de la televisión nacional, se me había acabado la vagabundería de estar pegada de esa pantalla para pegarme de la del computador a hacer cosas más productivas, o siquiera mas interactivas.
Al menos las novelas que me tocaron, en principio eran historias interesantes, bien actuadas por profesionales que se tomaban el trabajo de hablar mejor español que yo. Eran los tiempos del cuento del domingo, de los delirios de "dinastía" de Julio Jiménez y los comienzos esforzados de unos cuantos jovenzuelos con talento e imaginación a los que casi siempre les fallaba el presupuesto y terminaban protagonizando segmentos de La Tele, para delicia de todos los que todavía ansiamos su regreso. Eran los reinados de Teresa Gutiérrez y Vicky Hernández. Talentos de la talla de Luis Eduardo Arango o Robinson Díaz. Cuando lo más duro no era producir la telenovela sino conseguir un galán que fuera buen actor y no solamente rellenara con pinta media hora pronunciando un dialogo con sentido. Se podía armar un equipo de futbol con suplencia y todo con la nomina del canal uno de buenos actores que de galanes...más bien poco, pero estaba bien, a fuerza de sugestión, lograban el efecto deseado. En una época en lo que lo mas "bueno" que se asomaba por la pantalla era Edmundo Troya dándose garra contra Armando Gutiérrez a punta de labia, porque de cara, regular, y de cuerpo sí que nada, a algún genio del marketing se le ocurrió invertir en algo de carne para el sancocho aguado y terminamos presenciando la primera descamisada que medio valió la pena después de mamarnos al menos cincuenta capítulos de la maravillosa "actuación" de Danilo Santos en En Cuerpo Ajeno. Luego aparecieron mas manes pintica por ahí, un Marcelo Cezan o los mocosos esos que cantaban pachanga pop navideña.
Mas o menos por esa época yo me fui retirando, con decirles que el ultimo caldo de ojo propiamente dicho me lo di en la escuelita de Daniela Franco para machos aventajados, en la que todo el que aspiraba a centro de mesa debía demostrar primero un estomago a prueba de balas comiéndose semejante bagre y en público. (mis respetos a la tocaya que se paladeó esos manjares biches). Tuve mi receso y aparentemente las ventas respondieron en proporción directa a la cantidad de piel expuesta, de manera que hasta a los buenos actores los mandaron al gimnasio, al quirófano o a ambos para que dieran la talla, literalmente, y cuando volví a pararle bolas a una telenovela resulta que el negro Salas ya se paseaba en calzoncillos Gef como plato fuerte y hasta al inolvidable Víctor Hugo Cabrera le hicieron la latoneada para asolearlo en narizona sin tener nada que envidiarle a los que ya llevaban ventaja en tenebrisa y teleinmundo. Baste con explicar que cuando volví al vicio, los que producen novelas como producen tacos se gastaron más en los esteroides de Colunga que en tratar de levantarle las bubis a Lucerito, Mario Cimarro asomaba el peluche en una playa equis de Miami y  Christian Meier tenía más abdominales que una barra de Luker y los lucia con todo y molinillo en horario estelar. ¿Alguien dijo historia, libreto, coherencia? ¿Para qué? Si con eso no se venden planes de celular o carros usados. Más bien dejen de perder neuronas aquí y vayan a recrear la vista en cualquier cuchitril de canal de televisión, que lo que hay es carne y uno sin dientes.

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