domingo, 8 de mayo de 2011

Las luces

-Un blogcito fugaz para que no se note mucho que es otro regalo de cumpleaños, o de día de la madre.

Mi amiga Carolina y yo tenemos algo en común, una cuestión fotonica, a pesar de nuestros gustos oscuros y siniestros en materia de entretenimiento pues ella se derrite por los vampiros escarchados y yo más bien por los desparchados, compartimos el tener en nuestras vidas una luz poderosa e inagotable.
La de ella es de especie oceánica, de manera que me la imagino como un faro en una playa a veces borrascosa, que le sirve de guía y refugio como su torre incólume que protege a la princesa. O como una suerte de sirena omnipresente que no la deja naufragar en las aguas mas bravas. La mía es estelar, orbitando en las coordenadas donde el sentido común se intersecta con la compasión.
Tiene razón Carolina cuando dice que la vida se nos complica cuando se nos van las luces, la de ella volvió pronto, asi que solo fue un apagón. A la mía, la deje en su sitio porque no tengo derecho a desarreglar la bóveda celeste y a privar a los otros beneficiarios de su brillo, entonces mi situación es como un racionamiento controlado porque la puedo volver a ver cuando quiera pero necesito una nave. No por eso la pierdo de vista, le tengo el azimut perfectamente calculado para no perderme un solo rayo asi sea a la distancia y tener una referencia de esa intersección para cuando se me pierde el norte.
Aunque la menciono regularmente, ella prefiere su anonimato y su privacidad, al punto de que se rehúsa a abrir cuenta en Facebook, no chatea ni conmigo y solo contesta el celular cuando ciertos planetas se alinean en órbita directa sobre el aparato. Cualquiera pensaría que ese afán de invisibilidad responde a algún trauma de súper héroe de ficción que yo no entendía. Hasta que deje de verla todos los días y ya no fue más "de mi propiedad", sus rotaciones dejaron de ser alrededor mío y la distancia me la presento como abogada rebelde, maniática de la limpieza y la tendida de la cama. Tintera profesional, caminante motivada por sobornos calóricos, costurera de emergencia, decoradora aficionada y detractora de las tecnologías de la comunicación que la involucren directamente. Cinéfila condicionada a una narcolepsia fílmica que le garantiza cuatro o cinco visitas a la misma película para poder terminarla. Elegante como ella sola, maestra de la cartera sin fondo, extraviadora profesional de cosas importantes. Cómplice disimulada y a veces descarada de mis malas ideas, soporte incondicional de ese sueño de ser yo misma aunque no le cuadren ciertas cosas. Asi es ella, y mientras más se profesionaliza en las fusiones de materia, balanceando las fuerzas gravitatorias que intentan hacerla cambiar de estado, mas me urge disponer de algún tipo de aparato que cubra la distancia de esta tierra a su clúster a la voz de ya.
 Se la deje encargada a mi hermano y se la cedí en calidad de préstamo a Isabella, para que aproveche y disfrute la radiación, pero no por eso dejo de necesitarla.

4 comentarios:

  1. Esas vainas que no hay científico que explique....

    El amor de una madre!!!

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  2. ayyyy marica
    me tienes llorando!!!
    costeña de porra....jajajjaja
    hasta ahora tuve tiempo de leer tu blog, y creeme que lo iba a hacer asi, desprevenida, como el ejercicio de siempre cuando paso por aqui.
    Lo que no se me ocurrio pensar, o mejor, recordar, fue que hace poco descubrimos que nuestras madres se llaman Luz.

    Mi Luz Marina volvio para quedarse, y si, ella es la base, es la torre donde reposa el alma esta princesa, que a veces se deja abatir por dragones, que mi mama aplasta como si fueran lombrices de tierra

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  3. sin palabras...simplemente hermoso post¡¡¡¡

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  4. No hay nada más que decir, sencillamente, Excelente!!

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