viernes, 29 de abril de 2011

Se me fue la raíz

- No tengo otra manera de expresar esta circunstancia.


Ayer, un jueves como cualquier otro, sin hacer mucho ruido, el corazón que me enseñó  las cosas que mas valoro dejo de latir y liber'o a un cuerpo cansado de las mierdas de este mundo, esas que nos duelen, que nos limitan y que nos hacen no querer estar mas aqui.
La luz de mi casa se apagó en una madrugada serena. En un instante silencioso, dio el paso más agradable hacia el descanso que se merece, mejor dicho, el que se ganó a punta de ser la mejor persona que pudo y mucho mas. Tal como siempre quisimos que se cumpliera su trasegar por este planeta, como una llama que brillaba radiante y que se extinguió en los más hermosos colores de lo que sea que constituya el cielo, que para ella tiene que ser la suma de las promesas de todas las deidades imaginadas mas los deseos de quienes más la queremos. Con su partida se llevó la excusa legitima de perpetuar mi niñez en su presencia, sin avisarme, me dejó solo los recuerdos de los pasos chancleteados, del tintineo de los dijes de su cadena y de los destellos de las candongas doradas que se asomaban por entre esa melena rebelde que le heredé.
Quisiera poder escribir una fracción de esos momentos. Las palabras se me atropellan en los ojos que eran como su espejo, porque después de verme a mí, nadie que la hubiera conocido en los tiempos de la dictadura se privó de decirme que yo era su viva imagen. Pero no me sale nada que le haga justicia a la magnitud del vacío que ahora siento, del profundo egoísmo que me obliga a confesar que siempre la considere mas mía que de sus propios hijos y de las lagrimas se me salen de pura lastima por mí misma, de haberme quedado sin ella.  Ella está ahora feliz, disfrutando de la paz de las ilusiones que ella daba por ciertas a punta de una fe igual de brava que mi rebeldía. Yo estoy con el cerebro embolatado, sin poder producir nada digno de esos recuerdos, pero con la imperiosa necesidad de aporrear el teclado y dejar una declaración que no admita duda del efecto devastador de lo natural que es volver a ser uno con la tierra, o en este caso con el mar, donde voy a poder encontrarla solo con mirar en la dirección correcta.
Este es el ocaso de un día largo, como de verano escandinavo pero sin un mañana que esperar porque el sol se despidió después de alumbrarme sin parar estos treinta y dos años. Quienes me conocen o han leído algo de lo que escribo saben que las referencias a dioses me resultan incomodas al punto de desencadenar interminables peroratas ateístas, pero también saben que respeto en lo que crean y recibo con gusto las muestras de cariño que incluyan al ser súper natural de su preferencia, porque ahora las necesito más que nunca.

6 comentarios:

  1. Su recuerdo te acompañara para siempre, a mi se me fue mi abuelo hace 21 años y no pasa un día en que no vuelva a mi memoria. Con el tiempo ya no duele tanto y uno entiende que todos se van a morir, que al rededor todos se están muriendo de a poco. Lo bueno de ser ateo es que uno no tiene a quien echarle la culpa (eso también es lo malo)

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  2. Mi Anita¡¡¡ un abrazo gigante y apapachador desde la distancia (Gaby te manda lo que ella llama "un abrazo faliar" (familiar); hace ya mucho tiempo perdí a mis abuelitos, pero no dejo de recordarlos y de agradecer su valioso legado a mí.
    Espero el vacío que sientes se mitigue con los lindos recuerdos que te dejó.

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  3. Nada de lo que aqui se pueda decir, igualaria la magnitud de tus sentimientos. Excelente escrito, si vale la pena decirlo, pero mas aun, excelente vida la que tuviste a su lado.

    Un abrazo con todo mi cariño.

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  4. Los que se van dejaron el trabajo hecho: las raices curramberas arraigaron en las next generations. Los de ayer han pasado el testigo a los de hoy. Besos (que conste que dejo el comentario tras el regaño del otro día sobre los que leemos pero no le escribimos)

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  5. Conmovedor, muchas veces las palabras sobran cuando hay un sentimiento tan profundo por alguien que fue y será parte de tu vida desde el momento que tu corazón empezó a latir. Mis condolencias para tu familia y para ti, y esto nos hace recordar la inmensidad del mundo y lo pequeños que somos. Un abrazo grande desde tierras africanas

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  6. Anita, todo es temporal.

    Acá nos quedamos mirando como hacemos mientras llega el momento nuestro de irnos.

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